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Foro Armero 40 años. Memoria, supervivencia y legado organizado por la Academia Nacional de Medicina y la Organización Panamericana de la Salud, con el apoyo del Colegio Médico Colombiano y la Cooperativa de Profesionales – SOMEC.
Cada año por esta fecha se conmemora un año más del día en que un pueblo fue borrado por completo. En 2025, se cumplen 40 y una parte de la población colombiana actual no había nacido o era muy joven, con recuerdos vagos sobre lo que ocurrió. La historia habla de acontecimientos similares ocurridos en Indonesia con la erupción de los volcanes Tambora en 1815 y Krakatoa en 1883, con más de 100.000 muertos sumados. Armero se ubica en tercer lugar, junto a la erupción del Monte Pelée en Martinica, con cifras cercanas a las 30.000 víctimas.
Los doctores Robin Prieto y Job González evocaron dos erupciones anteriores del Nevado del Ruiz en 1595 y 1845 con alrededor de 1.600 víctimas en los dos hechos. En 1858, Armero hacía parte del departamento de Guayabal, y tras la tragedia, desde 1986 su nombre cambió a Armero-Guayabal. Ubicado a 48 km del Nevado del Ruiz, era una tierra fértil y productiva, y el Nevado, en la primera mitad del siglo XX, era destino turístico para la práctica de esquí. Una población pujante con alrededor de 20 barrios, escuelas, parques, una sede universitaria, dos hospitales, un serpentario, teatros, club campestre, pista aérea y un museo antropológico. Conocida por su producción algodonera y cultivos de arroz, café y sorgo. Era tal su importancia en la región que contaba con cuartel de policía, defensa civil, bomberos, una sede de la Cruz Roja, una sede del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, una emisora propia, un estadio de fútbol y varios balnearios. Nadie podría anticipar lo que estaba por venir.
La actividad sísmica en el Nevado estuvo presente desde casi un año antes, e incluso previo a la noche de Navidad de 1984, la nieve había pasado de blanca a amarilla por acción del azufre, en zonas cercanas al volcán. Fueron muchas las advertencias de expertos desatendidas.
El presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales-ACCEFYN, Carlos Alberto Vargas, señaló que en septiembre de 1985, Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) donó una estación sismológica a Ingeominas para observar la actividad del Nevado. En octubre, geólogos levantaron un mapa de amenazas que cubrió la región que finalmente se vio afectada. La naturaleza del volcán-glaciar intensificó la tragedia, pues el material caliente ascendió derritiendo la nieve y convirtiéndola en agua, mezclada con ceniza y otras partículas que fueron descendiendo por la pendiente. Adicionalmente, la confluencia de varios ríos en la región, como el Gualí y el Lagunilla, creó una masa poderosa e incontenible que arrasó todo.
La noche de la tragedia, el 13 de noviembre de 1985, las comunicaciones se cortaron y fueron voluntarios de la Defensa Civil que habitaban en zonas cercanas quienes se acercaron a ver qué había ocurrido. No pudieron avanzar. La mañana siguiente, al hacer sobrevuelos con avionetas la tragedia fue visible y aun así muchos se negaban a creer que fuera cierto. Esas horas críticas antes del arribo de la ayuda representaron la muerte de muchas personas que habían sobrevivido.
La Cruz Roja Colombiana fue otro actor vital en esas horas críticas tras la tragedia. El Dr. Walter Cote, quien lleva más de 50 años vinculado a la institución, relató que el día después no contaban con equipos de comunicación, pues las torres repetidoras de la zona se habían caído; las ambulancias no podían pasar, tampoco podían aterrizar aviones, pero sobraba la buena voluntad y la disposición de médicos, enfermeras, organismos de socorro y voluntarios para poner manos a la obra en el rescate.
Muchos traumas debieron manejarse in situ, y los hospitales vieron sobrepasada su capacidad para atender a todos los afectados. El Sistema de Salud colapsó, nadie estaba preparado. La descoordinación, falta de protocolos, pérdida de infraestructura y respuesta tardía revelaron la fragilidad institucional y la necesidad de un sistema de salud preparado para crisis.
Se aprendieron lecciones que han sido puestas en práctica en tragedias recientes a nivel nacional e internacional: coordinación interinstitucional, manejo de información, planes de emergencia y respuesta, como ocurrió con el terremoto en Haití de 2010, donde la Cruz Roja Colombiana participó activamente, o la pandemia por covid. Aún falta trabajar en aspectos como la inequidad, la salud mental, la preparación hospitalaria, especialmente en regiones apartadas, valorar más a los voluntarios y crear conciencia sobre el riesgo como asunto de todos.
Para los organismos de socorro fue poner a prueba todos sus recursos y conocimientos. Hasta entonces, el marco normativo de respuesta frente a los desastres a nivel mundial era reactivo. Ocurría el desastre y se actuaba en consecuencia. El coronel Ricardo Coronado de la Defensa Civil recuerda que solo dos meses antes de lo ocurrido en Armero, un terremoto en México dejó más de 10.000 muertos, provocando que se creara allí el Sistema Nacional de Protección Civil. Tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz, se creó en Colombia el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres.
Desde entonces, múltiples iniciativas han sido adoptadas para la prevención hasta llegar al Marco de Acción de Sendai, un acuerdo internacional de la ONU adoptado en 2015 para reducir el riesgo de desastres y las pérdidas que estos causan en vidas y entorno. Busca prevenir nuevos riesgos, reducir los existentes y fortalecer la resiliencia de las sociedades a través de un conjunto de medidas integradas y siete metas globales.
Después del desastre, las consecuencias no se hicieron esperar. Hernán Clavijo, presidente de la Academia de Historia del Tolima, relató que una oleada de acciones urgentes y solidarias se desplegó sobre el territorio devastado. La ayuda llegó desde todos los rincones del país y el mundo. En medio del caos, surgieron improvisados campamentos para los sobrevivientes y escenarios que parecían de guerra. Sin embargo, más allá de lo físico, comenzó una transformación profunda: la avalancha no solo cambió el paisaje natural, sino también el humano, el institucional y el mental. Durante la primera década tras el desastre, se hicieron visibles las secuelas biológicas, psicológicas, sociales y culturales de una catástrofe que marcó la región para siempre.
La Universidad del Tolima impulsó investigaciones que exploraron los efectos del desastre en distintos campos: desde los estudios botánicos sobre la regeneración de los suelos volcánicos de Armero hasta análisis sobre la memoria y la reconstrucción social. Novelas, crónicas, fotografías y obras artísticas convirtieron a Armero en un símbolo de reflexión colectiva. El grupo ecológico de la Universidad, en alianza con el SENA, creó los “Jueves Ecológicos”, un espacio de formación que dio origen a la cátedra ambiental en Colombia. Además, el 13 de noviembre cada año se convoca a rendir homenaje a las víctimas como símbolo de memoria colectiva.
¿Cómo prevenir entonces que la historia se repita? Alejandra Mendoza, enfermera que trabaja como Oficial Nacional de Emergencias en Salud para la OPS/OMS, anotó que en 2023, ante la activación del volcán Nevado del Ruiz y el cambio de alerta de amarilla a naranja anunciado por el Servicio Geológico Colombiano, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emprendió un trabajo conjunto con el Ministerio de Salud y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo para fortalecer la preparación sanitaria en las zonas de influencia. El primer paso fue comprender y comunicar el riesgo: traducir la información técnica sobre amenazas volcánicas a un lenguaje claro para comunidades, autoridades locales y personal de salud.
A partir de ese conocimiento, se inició un exhaustivo mapeo de los servicios de salud, cruzando la ubicación de hospitales, centros y puestos con las zonas de riesgo. El objetivo era determinar qué instituciones estaban expuestas, qué recursos tenían disponibles y qué planes de contingencia requerían actualización. Este trabajo permitió identificar vulnerabilidades críticas, como la falta de agua potable o de oxígeno en varios hospitales, y reforzar la coordinación de los Centros Reguladores de Urgencias. Durante los meses de vigilancia, visitaron los municipios más expuestos, capacitaron equipos en saneamiento, manejo de ceniza y control de calidad del agua, además de reforzar las áreas de triage y la atención hospitalaria. La OPS concluyó que la construcción del riesgo debe hacerse día a día, pues cada gobierno asume su compromiso por 4 años, pero este esfuerzo requiere continuidad.
El presidente de ACCEFYN, Carlos Vargas, afirma que el volcán Nevado del Ruiz vive y respira y cada tanto da señales de actividad. Los instrumentos de hoy permiten la vigilancia continua del Nevado y nuevas alternativas se asoman. Mediciones en el campo magnético y el campo eléctrico permiten monitorear fluidos para detectar la resistividad en las rocas.
Existen quince estaciones geofísicas en el país y tres en la Antártida, controladas por la Universidad Nacional, que podrían anticipar en horas, o incluso días, sismos con magnitudes superiores a 6, pero son las entidades estatales quienes deben evaluar la utilidad de estas herramientas, pues un manejo inadecuado puede generar más perjuicio que beneficio.
El Dr. Alejandro Santander, asesor del Programa Emergencias en Salud para América del Sur de la OPS/OMS e invitado al foro, recordó que para el momento de la catástrofe era un joven de 24 años, voluntario de la Cruz Roja, y aunque no atendió personalmente la tragedia, el sentimiento de consternación e impotencia era global. Señaló que, aunque los fenómenos son naturales y muestran señales, los desastres no, y es allí donde se debe actuar para que no vuelvan a ocurrir.
La prevención es una obligación y los mecanismos para actuar están allí; aunque el riesgo en este tipo de tragedias es inevitable, se puede reducir. Lo que ocurrió en Armero no se puede olvidar. Se hace necesario recordar para conocer nuestras vulnerabilidades y entender si las lecciones por aprender han sido asimiladas.
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Intervenciones completas en las sesiones sobre Armero: https://www.youtube.com/watch?v=ZuS6dbH9lE8
Resumen. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina
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