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Por Remberto Burgos de la Espriella.

Los neurotransmisores son sustancias químicas que se encuentran en el cerebro y son responsables de la comunicación entre las neuronas. Tienen propiedades diferentes: hay un grupo llamados excitatorios (estimulan la actividad neuronal) como la dopamina, la adrenalina y muy especial la serotonina. Otros son los inhibitorios, señalamos el GABA (ácido aminobutírico, encauzan la comunicación neuronal). Su equilibrio en el cerebro regula nuestro comportamiento y guardan relación con ciertas enfermedades, pero sobre todo con el estado de ánimo. Algunos ejemplos: cuando se disminuye la concentración de dopamina el paciente presenta Enfermedad de Parkinson. En las respuestas al miedo o emergencia predomina la noradrenalina y en los estados afectivos como la depresión los niveles de la serotonina están disminuidos.

Estos mensajeros llevan la información a través de las vías nerviosas, y para que el impulso nervioso viaje se acude al lenguaje neuronal. Esta expresión se logra mediante la comunicación eléctrica del cerebro: las sinapsis cuáles frases, y los neurotransmisores las palabras. Entre cada una de las sinapsis hay una pequeña hendidura “espacio” que es la distancia neuronal. Allí en su extremo un botón terminal “como un diptongo” donde en pequeñas vesículas se acumulan en sacos estos geniales mensajeros. Con el estímulo eléctrico sueltan el mensajero hacia los receptores de la neurona vecina y así se forma el diálogo, la sinapsis química.

No hay duda de que la serotonina está de moda. Influye en el estado de ánimo y es clave en procesos cognitivos como la memoria. Hay dos empresas corporales que la producen: la cerebral y la de mayor fuente está en el intestino. Hay una alteración mental que guarda estrecha relación con los niveles de la serotonina y es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Las escenas en la popular película Mejor Imposible lo recuerdan; no pisar las líneas de las baldosas cuando se camina, lavarse las manos en forma reiterada hasta lastimarse, el ritual con los cubiertos antes de comer etc. Aparece primero la obsesión, como un pensamiento intruso dominante que obliga al paciente a realizar un acto motor repetido. ¡Son incontrolables! Puede ser invalidante para el enfermo pues se gasta una cantidad de tiempo en ejecutar estos rituales y el tiempo útil del día pasa volando. Su descripción original tiene 150 años y fue conocida como la “locura de duda” pues el enfermo no sabe con certeza si ejecutó al pie de la letra todas las manías. Después de 10 veces de comprobación: ¿cerré la puerta?  ¿Apague el gas? Los pensamientos entremetidos los invaden y las repeticiones los agotan.

Quizá una de las formas de alteración de la salud mental vistas hoy son las exageraciones obsesivas de los protocolos de bioseguridad recomendados durante la pandemia del covid-19. Lavado de manos 50 veces al día, no se toca nada sin haberlo desinfectado previamente, las chapas de las puertas se empapan de gel. En los enfermos con TOC se aumentan las ideas de contaminación en un 50% y deterioro significativo en su calidad de vida 65%.

Está calificada por la OMS como una de las 10 primeras causas de incapacidad y lo curioso es que muchas veces puede pasar inadvertida. Se calcula que afecta al 3% de la población. y estudios epidemiológicos en Colombia, informan que la prevalencia es del 7.4% en adolescentes. La mitad de los casos empiezan desde la niñez. No hay una causa establecida pero los antecedentes familiares juegan un papel importante. Igualmente, los abusos y maltratos infantiles y algunas publicaciones lo mencionan más frecuente en la población infantil que trabaja. La vulnerabilidad del individuo está marcada por los genes y no hay duda de que en el TOC esto lo condiciona. Genética, familia y ambiente. En este último influyen: situaciones de estrés, retos inmensos, nuevas responsabilidades y estado de ánimo negativos.

Los tratamientos son de tipo multimodal. El tratamiento farmacológico se hace con los antidepresivos y la droga de elección son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina en forma tal que esta permanezca con niveles sostenidos en el torrente sanguíneo. La psicoterapia y en especial el tratamiento cognitivo conductual es el de elección. Permite mejorar la calidad de vida de los pacientes. Un porcentaje del 70 % de los enfermos se mejoran o controlan -siempre y cuando sean adherentes al tratamiento- pero en el 30% de los casos las recaídas y deterioro son la norma. Este subgrupo de pacientes tiene severos estados de depresión e ideas suicidas. La psicocirugía ha evolucionado desde la radiocirugía hasta la estimulación cerebral profunda y vemos optimistas que ya estamos cerca del 50% de buenos resultados en estos casos refractarios. ¡Recomposición de estos circuitos cortico-basales!


Dr. Remberto Burgos de la Espriella

 

El doctor Remberto Burgos de la Espriella ha sido Presidente de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, Presidente Honorario de la Federación Latinoamericana de Neurocirugía y es Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia.

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