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La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de diciembre como el Día Internacional de la Solidaridad Humana, como un concepto crucial en la lucha contra la pobreza. La solidaridad se identifica en la Declaración del Milenio (PDF) como uno de los valores fundamentales para que quienes sufren o tienen menos se beneficien de la ayuda de los más acomodados. En esa declaración los Jefes de Estado consideraron que la solidaridad era uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos en el siglo XXI. Con el objetivo de promover el desarrollo humano y social en los países menos industrializados, la Asamblea General decidió crear el Fondo Mundial de Solidaridad en su resolución 57/265 (PDF).
Podemos definir la solidaridad como el apoyo a una causa o interés ajeno, y suele destacarse más en condiciones específicas como los desastres naturales o situaciones de guerra, pero en realidad debería estar presente en cualquier situación de la vida cotidiana en la que una persona necesite ayuda sin esperar nada a cambio. La gratificación debería ser sentir o pensar que se ha hecho lo correcto.
La justicia, la amistad, la empatía y la sensibilidad son valores que pueden considerarse muy relacionados con la solidaridad y bastan actos simples para ser más solidarios. Por ejemplo:
- Donar objetos en buen estado a personas que lo necesiten como ropa, zapatos, libros, alimentos, etc.
- Ofrecer tiempo y capacitación en nuestra área de conocimiento para beneficiar a otros.
- Algunas personas prefieren realizar aportes económicos a obras sociales, y fundaciones organizadas para la protección de población vulnerable o animales.
- Respetar el medio ambiente y contribuir a su preservación.
- Otra forma de ser solidario es realizar donaciones de sangre para apoyar a los enfermos.