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Desde 2019, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, proclamó el 4 de enero como el Día Mundial del Braille, para visibilizar la importancia de este medio de comunicación usado por las personas con discapacidad visual o ceguera.

La fecha es un homenaje a Louis Braille, un pedagogo francés que diseñó un sistema de lectura y escritura para personas con discapacidad visual tras sufrir un accidente a muy temprana edad. En 1812, cuando Braille tenía 3 años y mientras jugaba en el taller de su padre, en un desafortunado incidente con una herramienta de trabajo, se lesionó el ojo derecho. Se presume que la inflamación de ese ojo y las pocas condiciones sanitarias de ese momento causaron daño también en el ojo izquierdo, provocando una ceguera irreversible debida a una oftalmía simpática. Si dicha inflamación no es tratada a tiempo, la reacción autoinmune que se provoca en el ojo dañado acaba afectando al contralateral pudiendo causar una ceguera irreversible en ambos ojos.

 

¿Qué es el braille?

El braille es una representación táctil de símbolos alfabéticos y numéricos que utiliza seis puntos para representar cada letra y cada número, e incluso símbolos musicales, matemáticos y científicos. Este sistema de escritura lo usan las personas ciegas o con deficiencia visual para leer los mismos libros y publicaciones periódicas que los impresos para la lectura visual y garantizar la comunicación de información importante para ellas y otras personas y representa competencia, independencia e igualdad.

Asimismo, el braille es un medio de comunicación para las personas ciegas, como se refleja en el artículo 2 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, y puede ser pertinente en los contextos de la educación, la libertad de expresión y opinión y el acceso a la información y la comunicación escrita, así como en el contexto de la inclusión social para las personas ciegas, como se refleja en los artículos 21 y 24 de la Convención.

Aún en esta época, las personas con discapacidad visual, tienen más probabilidades de vivir en la pobreza, están expuestas a tasas de violencia, abandono y abuso más elevadas y se encuentran entre los grupos más marginados de cualquier comunidad afectada por una crisis.

 

COVID-19 y las personas con discapacidad

Para las personas con discapacidad visual, la vida durante el confinamiento ha planteado varios problemas en términos de independencia y aislamiento, especialmente para las personas que dependen del uso del tacto para comunicar sus necesidades y acceder a la información. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia fundamental de producir información esencial en formatos accesibles, incluido en Braille y en formatos audibles. De lo contrario, muchas personas con discapacidad podrían correr un mayor riesgo de contagio debido a la falta de acceso a directrices y precauciones para protegerse y reducir la propagación de una pandemia. El COVID-19 también ha revelado la necesidad de intensificar todas las actividades relacionadas con la accesibilidad digital para garantizar la inclusión digital de todas las personas.

Durante la pandemia de COVID-19, partes del sistema de las Naciones Unidas han aplicado buenas prácticas para promover una respuesta al COVID-19 que tenga en cuenta la discapacidad y para difundir información en braille.

En Malawi, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha producido 4050 materiales en braille sobre sensibilización y prevención del COVID-19. En Etiopía, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) distribuyó entre los profesionales de los medios de comunicación material audio, educativo y de comunicación y elaboró versiones en braille de los mensajes educativos. UNICEF ha elaborado unas notas orientativas disponibles en varios idiomas y formatos accesibles (incluido el Braille y el sistema de lectura fácil). ” COVID-19: Consideraciones para niñas,niños y adultos con discapacidades ‘ aborda cuestiones como el acceso a la información; el agua, el saneamiento y la higiene; la atención de la salud; la educación; la protección de la infancia; y la salud mental y el apoyo psicosocial, así como consideraciones para un lugar de trabajo inclusivo.

 

Fuente: NACIONES UNIDAS y WIKIPEDIA. Artículo actualizado

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