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El pasado mes de agosto se llevó a cabo en Cartagena la gran Cumbre de Inteligencia Artificial ‘ColombIA’, con la presencia de 22 ministros, autoridades regionales y representantes de entidades de 18 países, para definir una posición conjunta sobre el desarrollo, aprovechamiento y desafíos que plantea la Inteligencia Artificial en la región. Marcaron allí tres ejes temáticos: Educación, ética y gobernanza (desarrollo de políticas de uso responsable, seguro y ético). La presentación de la Academia Nacional de Medicina en el foro de COLMAC tuvo en cuenta el marco dado en Cartagena para abordar estos 3 ejes. 

IA y Educación Médica

El Académico Correspondiente José Ricardo Navarro, ex decano de la Facultad de Salud y de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, abordó el tema de IA en la educación médica en el Foro organizado por COLMAC el pasado 7 y 8 de noviembre. 

Para el Dr. Navarro, la implementación de la Inteligencia Artificial (IA) en la educación médica es un proceso complejo, pero esencial para el futuro del sector. El principal objetivo es que los estudiantes utilicen la IA como herramienta clave en su formación para un mejor desempeño clínico con los pacientes, sin embargo, uno de los grandes retos es el cambio de mentalidad entre los profesores. La nueva generación de educadores, más familiarizada con la tecnología, podría transformar la situación. 

Diversas especialidades médicas ya han avanzado significativamente en el uso de la IA, como la imagenología diagnóstica, la genética, la farmacovigilancia, la ortopedia y la gineco-obstetricia. Sin embargo, otras áreas aún no han integrado plenamente la IA. 

Uno de los aspectos más prometedores de la IA en medicina es su capacidad para mejorar el diagnóstico, especialmente en áreas donde el ojo humano puede fallar. En  imagenología diagnóstica, la IA puede detectar signos incipientes de enfermedades que el radiólogo podría no notar a simple vista. Además, la cirugía asistida por IA, con los robots quirúrgicos, está revolucionando la práctica médica, acortando los tiempos de operación y mejorando los resultados. La medicina personalizada también se está desarrollando gracias a la IA, lo que permitirá que cada paciente reciba el tratamiento más adecuado basado en su perfil genético.

En Colombia, por ejemplo, se ha implementado un sistema de alerta temprana utilizando IA para ayudar en casos de accidentes cerebrovasculares, lo que facilita la intervención rápida en el lugar adecuado. 

Sin embargo, para que la IA sea realmente efectiva en la educación médica, es fundamental capacitar a los docentes, integrar la IA en el currículo, crear centros de simulación médica y dotar a las universidades de plataformas de aprendizaje basadas en IA. Un desafío importante es la capacitación de los educadores, quienes deben estar preparados para incorporar estas herramientas en sus clases. Además, la simulación médica permitirá a los estudiantes enfrentar situaciones clínicas complejas, mejorando su capacidad para tomar decisiones sin poner en riesgo a los pacientes.  

Si se lleva a cabo de manera adecuada, la IA puede contribuir significativamente al bienestar de la sociedad, asegurando que la tecnología se utilice de manera equitativa y para el progreso de todos, evitando que se agranden las brechas sociales existentes.

IA y ética médica

Tema abordado por el Académico de Número Oswaldo Borráez, especialista en cirugía general y docencia universitaria, Coordinador de la la Comisión de Salud de la Academia Nacional de Medicina.

La bioética, que estudia la conducta humana en las ciencias de la vida y la salud desde una perspectiva ética, debe ser un principio fundamental en la integración de la IA en la medicina. Los principios éticos fundamentales que deben guiar a los médicos incluyen la autonomía, la beneficencia, la no maleficencia, la justicia y la utilidad, lo que es útil para un paciente debe serlo para todos. 

La ética normativa y aplicada se refiere a cómo los principios éticos se traducen en normas y prácticas específicas. En el caso de la IA en medicina, esto implica que la tecnología debe desarrollarse y aplicarse de manera ética, con límites claros sobre su uso y normativas que protejan a los pacientes y eviten el uso indebido de la IA. Estas deben incluir la protección de la privacidad de los datos personales de los pacientes, el respeto por su dignidad y derechos humanos, garantía de que las tecnologías sean seguras y justas, transparencia en los algoritmos y consentimiento informado del paciente para la utilización de herramientas que involucren la IA.

El desarrollo de la IA en medicina debe ser inclusivo y responsable, con el objetivo de contribuir al bienestar de todos los sectores sociales. La precisión diagnóstica y la equidad en el tratamiento de los pacientes son fundamentales. A medida que la medicina personalizada se vuelve más común, la IA puede ayudar a crear tratamientos más específicos y eficaces, especialmente mediante el análisis de grandes cantidades de datos genómicos. Sin embargo, es crucial que los médicos se mantengan informados y capacitados sobre el uso de estas tecnologías, garantizando que se utilicen de manera adecuada y que no reemplacen la relación humana fundamental en el cuidado de los pacientes.

Avances tecnológicos como el uso de simuladores deben verse como un complemento a la inteligencia humana, no como un sustituto. A pesar de los grandes beneficios que la IA ofrece, también existen desafíos y riesgos. Estos incluyen amenazas a la privacidad de los pacientes, el uso de datos erróneos o mal interpretados, y la toma automatizada de decisiones sin la supervisión humana adecuada. Se debe velar por la equidad en la aplicación de la IA, para evitar sesgos que puedan perjudicar a grupos específicos de personas, como las minorías o las personas de bajos recursos. La IA no es el futuro, es el presente y cada vez más. 

Desarrollo en política pública e IA

Tema a cargo del Académico de Número Jairo Reynales Londoño, magíster en salud pública y candidato a PhD. en salud pública de la Universidad El Bosque

La gobernanza ética y política de la Inteligencia Artificial (IA) en medicina es fundamental para garantizar que su desarrollo, implementación y uso sean responsables, éticos y seguros. La gobernanza de la IA implica establecer marcos regulatorios, políticas y procesos que aseguren la protección de los derechos de los individuos, al mismo tiempo que promuevan el bienestar social. Un reto complejo debido a los intereses contrapuestos y la velocidad con la que avanza la tecnología. 

La transparencia implica que tanto los desarrolladores como los usuarios de la tecnología comprendan claramente cómo se aplica la IA y cuáles son sus implicaciones. Además, la rendición de cuentas debe asegurarse a través de mecanismos que permitan supervisar el impacto de la IA en la sociedad, especialmente en el ámbito médico. Esto plantea la pregunta de si los pacientes deben ser informados y dar su consentimiento para el uso de la IA en sus tratamientos, lo que no siempre ocurre en la práctica.

La seguridad y protección de los datos personales son también temas cruciales. La capacitación de los profesionales de salud es esencial para evitar riesgos, ya que el mal uso de la tecnología puede tener consecuencias graves. 

La inclusión y la accesibilidad son otros pilares fundamentales en la gobernanza ética de la IA. Los sistemas deben ser diseñados para evitar sesgos, garantizando que todos los grupos sociales tengan acceso a los beneficios de la tecnología. Esto implica también asegurar la distribución equitativa de los beneficios, de modo que la IA no amplíe las desigualdades existentes. La ética en el desarrollo de la IA debe ser un principio transversal, que guíe el uso de estas tecnologías en todos los sectores de la sociedad, con transparencia, responsabilidad y autonomía pero con rendición de cuentas.

La IA puede mejorar la detección temprana de enfermedades, la precisión diagnóstica y la personalización de los tratamientos. Sin embargo, también existen peligros, como la dependencia excesiva de la tecnología, la posibilidad de falsos positivos o negativos, y los sesgos en los algoritmos. 

La formulación de políticas públicas debe ser un proceso colaborativo que involucre a todos los actores relevantes, incluidas las academias, los profesionales de la salud y los desarrolladores de tecnología. El ciclo de la política pública debe ser continuo: formular, implementar, seguir y evaluar, para asegurar que la IA se utilice para el bien común.

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Intervención en FORO DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL – Día 2

Resumen. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

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