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Hace algunas semanas escribí sobre la muerte del poeta Arthur Rimbaud. Dije entonces que un médico colombiano, escritor de fina prosa, había publicado una novela sobre las causas de la muerte del poeta francés. Sin embargo, en esa columna no hablé sobre la personalidad del autor de ‘El enfermo de Abisinia’, el libro donde se dice que el miembro de esa cofradía conocida como los poetas malditos de Francia no murió de sífilis. En consecuencia voy a contarles quién es el escritor que está detrás de ese libro que me atrevo a calificar de novedoso. Empiezo diciéndoles que se llama Orlando Mejía Rivera, profesor de humanidades médicas y de medicina interna de la Universidad de Caldas, y que se destaca además como brillante ensayista.
Pues bien: Orlando Mejía Rivera fue ganador en 1998 del Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura con ‘Pensamientos de guerra’, un libro donde narra la angustia de un profesor universitario que es secuestrado por un grupo guerrillero en el propio salón de clase. Un año más tarde obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Ciudad de Bogotá con el libro ‘De clones, ciborgs y sirenas’. En 1999 ganó el premio al mejor libro técnico y científico publicado en Colombia, que otorga la Cámara Colombiana del Libro, con ‘De la prehistoria a la medicina egipcia’, una investigación profunda sobre cómo surgió esta profesión. Y en 1917 fue finalista en el XIII Concurso Nacional de Novela de la Cámara de Comercio de Medellín con ‘El médico de Pérgamo’, que es una recreación, entre la ficción y la realidad, de la vida de Galeno.
Estos títulos revelan a un escritor que ha tenido como constante temática la carrera que escogió para hacerse profesional. Esa inquietud mental, que ejerce con una disciplina admirable, lo llevó a convertirse en un explorador profundo sobre la vida humana. Orlando Mejía Rivera es un médico con formación científica que ausculta con cuidado la historia de la medicina. Fruto de esta dedicación al estudio de su historia son dos libros reveladores: ‘Medicina antigua’. ‘De Homero a la peste negra y Medicina arcaica’. ‘De las enfermedades prehistóricas a los papiros del Antiguo Egipto’. Esa preocupación por saber cómo ha evolucionado esta profesión hizo que escribiera, además, ‘Historia de la medicina en el Eje Cafetero’, un libro esencial para saber cómo trabajaban los médicos en los años iniciáticos de esta región.
Me detengo en el análisis de las novelas ‘El enfermo de Abisinia’ y ‘El médico de Pérgamo’ porque en ellas está explícito, de un lado, el compromiso de Orlando Mejía Rivera con la literatura histórica y, del otro, el humanismo que las convierte en fuente de sabiduría porque el lector obtiene en ellas cultura general. El autor nacido en Bogotá, que se hizo médico y escritor en Manizales, es un novelista moderno que se aparta de la literatura tradicional, tanto en lo estructural como en lo argumental. Un autor que toma la vida de personajes que marcaron a la humanidad para crear historias donde enseña cómo lograron proyectarse como seres de inteligencia superior. En ‘El enfermo de Abisinia’, novela de estilo epistolar, narra la vida de Arthur Rimbaud a través de un personaje que maneja el eje narrativo, el médico Nikos Sotiro.
La primera parte de ‘El enfermo de Abisinia’ es una crónica de Edmond Lepelletier, un crítico literario que intenta destruir la obra poética de Rimbaud. Un texto donde refuta los conceptos de tres poetas decadentistas que se encontró una noche en un café de París hablando con admiración de su obra. Dice que el que fuera amante de Paul Verlaine no tiene para él la importancia que le han dado. Cuenta su vida bohemia en la Ciudad Luz, y finaliza recomendando no perder el tiempo leyéndolo. Su propósito es destruir lo que él llama un falso ídolo. A estas afirmaciones le da respuesta, en una carta al correo del lector del periódico ‘L´echo de París’, Ernest Delahaye, un amigo de infancia del poeta. Dice que lo hecho por Lepelletier es una infamia porque expresa “el odio de los mediocres contra los genios”.
‘El médico de Pérgamo’ es una novela diferente a la anterior en su concepción estilística. Desaparece el estilo epistolar para darle paso a la voz del personaje central, que narra su vida desde su infancia en Pérgamo hasta los tiempos en que descubre que el raciocinio y el lenguaje dependían del cerebro y no del corazón. Galeno, el personaje de la novela, era hijo de un humanista y geómetra: Aelio Nicón. Se estima que dejó escritos cerca de seiscientos tratados sobre diversas enfermedades, “olvidados al comenzar la edad media en occidente”, recuperados por traductores árabes que los pasaron del griego al latín. Dedicó su vida a investigar los secretos anatómicos de los órganos, a pensar la lógica del diagnóstico clínico y a descubrir nuevas técnicas de cirugía.
Orlando Mejía Rivera logra en esta novela contar en detalle la vida del hombre que criticó a esos médicos de la escuela metodista que en Roma no ejercían su profesión según los postulados de Hipócrates, porque buscaban enriquecerse a costa de los pacientes. Narra, por ejemplo, en la voz del mismo Galeno, cómo se salvó de morir cuando, estando a un lado del altar de Artemisa, fue atacado por tres mercenarios. Un gladiador de nombre Julio Germano lo defendió de los atacantes porque él le había salvado la vida cuando fungió como médico oficial de los gladiadores. Galeno abandonó Roma, la ciudad de la que se enamoró, donde fue protegido por el emperador Marco Aurelio, porque los metodistas se confabularon en su contra debido a que los criticaba por no ejercer la medicina con decoro.
Orlando Mejía Rivera es un escritor que ha hurgado en bibliotecas para reconstruir, en una prosa alegre, decantada, luminosa, la historia de la medicina. Ha dedicado su vida a escribir sobre una profesión que le ha hecho grandes aportes a la humanidad. Este escritor que, en concepto del novelista Pablo Montoya, maneja una escritura “eficaz, poética, profunda, erudita” es un humanista en toda la acepción del vocablo. Su formación intelectual le permite ahondar en temas que otros autores no abordan porque les falta erudición. Estas dos novelas están obteniendo, en Europa, ampla acogida por parte de los lectores. ‘El enfermo de Abisinia’ y ‘El médico de Pérgamo’ han sido traducidas al alemán, al italiano y al francés. Un orgullo para Colombia.
José Miguel Alzate.
Orlando Mejía Rivera: médico, escritor y humanista. Ha dedicado su vida a escribir sobre una profesión que le ha hecho grandes aportes a la humanidad.