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Dr. Camilo Uribe Granja, médico cirujano del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, especialista en toxicología, en gerencia hospitalaria, en seguridad social. PhD.  en ciencias políticas de la Universidad Internacional de Valencia. Miembro Correspondiente Academia Nacional de Medicina.

El mercurio, el plomo, el oro y la plata han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad, pero el mercurio y el plomo han tenido un impacto particular en la toxicología. A pesar de su larga trayectoria, la atención pública y política hacia su toxicidad ha sido limitada. La toxicología abarca diversas áreas, la clínica, la analítica, la forense, la ocupacional, la ecotoxicología y la toxicología ambiental que podría decirse engloba todos los aspectos del uso de estos metales.

Desde la antigüedad, el mercurio ha sido valorado en diferentes culturas por sus supuestas propiedades curativas. Era conocido por egipcios, griegos y romanos. Los romanos usaban compuestos de mercurio en cosméticos y aplicaciones medicinales. En la medicina tradicional china, se utilizaba en alquimia con la creencia de que podía prolongar la vida, purificar el cuerpo y alcanzar la inmortalidad combinado con otros minerales y hierbas. Servía también en forma de polvo o solución para tratar diversas afecciones. Sin embargo, muchos de estos tratamientos eran tóxicos y causaban daños severos en la salud. En el siglo XVI se usaba un compuesto llamado “mercurio blanco” para tratar la sífilis y en los siglos XVII y XVIII era regularmente usado como purgante o diurético, pero su toxicidad se hacía cada vez más evidente, causando daño a los riñones, el hígado y el sistema nervioso.

A medida que avanzaba la medicina moderna, el uso del mercurio en tratamientos médicos, comenzó a declinar. Sin embargo, con la Revolución Industrial, su uso se extendió a nuevos campos, especialmente en la producción industrial, se utilizó en termómetros, barómetros y otros instrumentos de medición debido a sus propiedades únicas, y en la minería, donde se evaporaba o se liberaba en los cuerpos de agua cercanos, contaminando el medio ambiente. 

La contaminación por mercurio no solo afectaba a los trabajadores mineros, sino también a las comunidades cercanas. Se observaron problemas de salud en estas poblaciones, como retrasos en el desarrollo psicomotor en niños, muchas veces sin un diagnóstico adecuado, generando un verdadero problema de salud pública. La preocupación por su toxicidad ha llevado a una reducción en su uso, especialmente tras el Convenio de Minamata en 2013, que busca proteger la salud humana y el medio ambiente limitando el uso del mercurio en productos y procesos. Un esfuerzo global por mitigar los riesgos asociados con el mercurio.

En el siglo XX, el mercurio fue parte de la producción de lámparas fluorescentes (aún lo es), y su uso en este ámbito ha llevado a casos de intoxicación en trabajadores. En Colombia, el Dr. Uribe reporta el caso de un buen número de trabajadores de una empresa fabricante que presentaban síntomas psiquiátricos con diagnóstico de trastorno afectivo bipolar y depresión con niveles elevados de mercurio en orina, fueron tratados para eliminar del organismo los metales pesados y eventualmente desapareció la patología psiquiátrica.

La producción de cloro y soda cáustica también involucró el uso de mercurio, lo que ha resultado en casos de intoxicación ocupacional. La falta de antídotos disponibles (quelantes) complican la situación, a pesar de la existencia de normativas en Colombia que regulan el uso de metales pesados. El uso de pesticidas y productos fungicidas con mercurio durante el siglo XX generó contaminaciones significativas, como ocurrió en el caso de la Bahía de Cartagena cuando la empresa Dow Química vertió 238 kilogramos de químicos en la bahía de Cartagena en 1989, un caso gravísimo comparado con el de la Bahía de Minamata en Japón, donde se descubrió que la compañía Chisso Corporation, entre 1932 y 1968 vertió en esa bahía unas 27 toneladas de compuestos de mercurio. 

El uso del mercurio en baterías, bombillas y dispositivos electrónicos resalta su presencia continua en nuestra vida cotidiana, lo que implica que todos tenemos niveles de mercurio en nuestro organismo aunque no necesariamente en niveles tóxicos. En la actualidad, la regulación y el conocimiento sobre los riesgos asociados con el mercurio son insuficientes. A pesar de contar con normativas, muchas no se implementan adecuadamente. En Colombia, el número de laboratorios de toxicología certificados es un tema importante para garantizar la calidad en la detección de metales pesados y la disponibilidad de espectrofotómetros de absorción atómica acoplados a masas también es crucial para realizar análisis precisos y confiables, especialmente en el contexto de toxicología ambiental y médica.

Las pruebas en cabello son valiosas para estudios médico-legales y para diagnosticar toxicidad por metales. No obstante, es esencial tomar muestras adecuadas que incluyan el folículo piloso. En términos de diagnóstico, la recolección de orina durante 24 horas se considera más efectiva para detectar mercurio. Se establece un umbral de 20 mg/dL para calificar como positivo en toxicidad y 50 µg/dL para iniciar tratamientos de quelación, subrayando la importancia de la prevención.

La toxicidad del mercurio es grave y puede afectar severamente el sistema nervioso, los riñones y otros órganos. La exposición prolongada, especialmente al metilmercurio, puede llevar a problemas de salud crónicos, incluidos daños neurológicos y afectar el desarrollo cognitivo en niños, además de contaminar la cadena alimentaria.

Paracelso, considerado el padre de la toxicología, destacó que “todo es tóxico” dependiendo de la dosis, la presentación, la vía de exposición y los factores medioambientales. El tratamiento para la intoxicación por mercurio se basa en la gravedad de la exposición y puede incluir quelación. La prevención es clave, así como la identificación de fuentes de exposición y la manipulación de productos que contienen mercurio.

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Intervención completa en

 SCHM – APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE LAS INTOXICACIONES CON MERCURIO EN COLOMBIA

Resumen Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

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