Visitas: 39

Sesión especial del Instituto Colombiano de Asuntos Bioéticos – ICEB, órgano adscrito a la Academia Nacional de Medicina. El director del ICEB, doctor Ricardo Andrés Roa Castellanos, recordó que Aristóteles, al abordar la economía desde la perspectiva política, destacó que su propósito era mejorar la vida humana a través del intercambio y la gestión de recursos, en contraposición a la “crematística”, la fría búsqueda del dinero por el dinero, sin un propósito que beneficie a la sociedad, reflejado un poco en las crisis modernas cuando el dinero y los bienes materiales se convierten en fines en lugar de medios. 

La medicina, ha sufrido transformaciones en su práctica debido a la mercantilización de la salud, donde los intereses financieros afectan la calidad de la atención. Este fenómeno ha desprofesionalizado la medicina y ha creado un sistema en el que la salud se ve como un bien transaccional más, perdiendo su enfoque vitalista y ético. 

El sector salud: una visión macroeconómica

El Académico Diego Rosselli, neurólogo, especialista en políticas de planificación y financiación de la salud, señala que a pesar de que la economía suele asociarse al estudio del dinero, la economía de la salud se adentra en temas mucho más complejos que la simple asignación de recursos monetarios, involucrando decisiones sobre el bienestar de la población, la eficiencia de los sistemas y el equilibrio entre equidad y eficacia. 

En sus conferencias, el Dr. Rosselli explica a los médicos que como gestores del gasto, juegan un papel crucial en la asignación de los recursos limitados del sistema de salud. A su vez, le explica a  las aseguradoras y entidades gubernamentales que los rendimientos financieros no son la medida correcta para evaluar la efectividad de los sistemas de salud. Considera que uno de los mayores retos al estudiar la salud es reconocer que los avances en este sector no siempre dependen de las intervenciones médicas, sino de factores sociales y económicos como la educación, el acceso al agua potable y la nutrición. Por ejemplo, la mortalidad infantil ha disminuido más por el acceso a estos recursos básicos que por los avances médicos directos.

El segundo reto es entender que, a diferencia de otros sectores económicos, en el sector salud la inversión no siempre beneficia directamente al mismo sector. Mejorar la salud de la población tiene repercusiones positivas en otros sectores, como el turismo o la construcción, lo que hace que, por ejemplo, las políticas de prevención no siempre resulten económicamente rentables para el sistema de salud, a pesar de sus beneficios sociales. 

Una de las características más desafiantes del sistema de salud es que no cumple con las reglas tradicionales del mercado. El economista Kenneth Arrow, en 1963, a propósito de los servicios de salud, sostenía que dada la incertidumbre sobre la ocurrencia de enfermedades y la eficacia de los tratamientos, el mercado no garantiza una asignación eficiente de los recursos. Otro desafío importante es el aumento sostenido de los costos de salud, que es un fenómeno global. Las razones son diversas: el envejecimiento de la población, el descenso de la natalidad, la transición epidemiológica hacia enfermedades crónicas, el desarrollo tecnológico y la mayor demanda de servicios de salud por parte de gente mejor informada.

Aunque la salud tiene un componente de “negocio”, es peligroso hablar de la salud sólo como negocio y los rendimientos financieros no pueden ser el principal criterio. La salud está llena de dilemas éticos y uno de los más importante se debate entre la eficiencia y la equidad: ¿qué hacer cuando los recursos son limitados y se deben tomar decisiones sobre quién debe recibir tratamiento? En situaciones de emergencia, surge la pregunta ética de si la vida de un individuo “valdrá” más que la de otro debido a su estatus social, su historia personal o su contribución económica. 

Instituciones y desarrollo en las visiones de Acemoglu y Hayek: realismo de los Nobel 2024 y 1974

La economista y directora de investigaciones del Instituto de Ciencia Política Hernán Echevarría Olórzaga, Katherine Flórez, subrayó que es importante hablar de las reglas que pueden funcionar mejor para administrar los recursos de la salud y que son fundamentales para gestionar recursos de manera eficiente, influir en los resultados y garantizar la equidad. 

El concepto central que los Nobel de Economía 2024 -Acemoglu, Robinson y Johnson – destacan es que no son los recursos naturales o la geografía los que determinan el éxito económico de un país, sino las instituciones inclusivas que permiten la cooperación y el respeto a los acuerdos, creando un entorno donde los recursos pueden ser utilizados de manera eficiente y las reglas posibilitan la participación de todos, mientras que en las extractivas, las reglas tienen por objeto extraer rentas y riqueza de un subconjunto de la sociedad para beneficiar a otro subconjunto distinto, creando caos y desconfianza.

Acemoglu y Robinson desarrollaron la tesis del “Leviatán encadenado”, que busca explicar por qué algunos países prosperan mientras que otros fracasan. Un Estado centralizado pero controlado, puede promover un círculo virtuoso de desarrollo económico, siempre que haya competencia entre el poder político, las élites y la sociedad civil organizada. Esta competencia garantiza que el Estado sea eficiente y no se convierta en una burocracia ineficaz. Sin embargo, otros autores sostienen que esta “competencia” puede generar una tensión que derive en violencia y protestas.

Institucionalistas como Friedrich Hayek y Douglas North, sostienen que el cambio debe ser gradual y no abrupto, y las reformas deben adaptarse al conocimiento, condiciones y creencias de la sociedad. Para ellos, no hay cambio institucional permanente sin un cambio de creencias. En esa medida, las instituciones son importantes pero se convierten en letra muerta si no hay una creencia que permita su adhesión. 

Para la economista Flórez, adoptar sistemas o reglas de otros países se convierte en esa letra muerta inoperante, como ha ocurrido con la Ley Estatutaria en Salud, no se crean reglas para la sociedad sino para una ideología o una creencia. Las mismas instituciones pueden derivar en resultados distintos. Muchos países a lo largo de la historia han tenido las mismas reglas de juego pero el desarrollo de cada uno ha sido diferente. Para la economista, aunque el sistema de aseguramiento es positivo, la rigidez de ciertas reglas, como la Unidad de Pago por Capitación (UPC) o el Plan Obligatorio de Salud (POS), o incluso el Plan de Beneficios en Salud (PBS), puede limitar la flexibilidad necesaria para que los prestadores de servicios de salud adapten sus estrategias a las necesidades cambiantes de la población, convirtiéndose en un modelo de salud estático, sin posibilidad de progresar porque debe estar sujeto a reglas rígidas, fomentando incluso la corrupción. Instituciones sí, pero sin limitar las posibilidades de intercambio y cooperación, garantizando la accesibilidad y calidad de los servicios sin sacrificar la sostenibilidad del sistema.

Instituciones y desarrollo económico: retos para América Latina y el Caribe.

El decano de economía de la Universidad Externado de Colombia, Juan Pablo Herrera Saavedra, retomó a los premios Nobel Acemoglu, Robinson y Johnson, que en un artículo de 2005, abordaron los orígenes del desarrollo en distintas regiones del mundo, incluido América Latina, y debatieron sobre la influencia de las instituciones coloniales en el desarrollo económico actual. A través de un análisis econométrico, los autores sugieren que las economías extractivas de los colonizadores, como las implementadas en América Latina, han dejado una huella perdurable en las estructuras institucionales y económicas de la región. Ellos destacan tres elementos fundamentales para el desarrollo institucional: el respeto a la propiedad privada, el fortalecimiento de las instituciones tanto tangibles como intangibles, y el establecimiento de un estado de derecho que respete las decisiones individuales. En Colombia, como en otros países de la región, la corrupción ha sido un obstáculo significativo para el buen funcionamiento de los sistemas. La falta de un marco institucional sólido y de confianza en el estado impide un desarrollo efectivo, afectando la calidad de vida y el bienestar de la población.

La economista y demógrafa colombiana, Carmen Elisa Flórez, sostiene que a lo largo de los siglos Colombia experimentó una tasa de crecimiento poblacional muy baja, con una alta mortalidad, debido a la falta de sistemas de salud adecuados y la ausencia de políticas públicas que atendieran las necesidades de salud de la población. Actualmente, Latinoamérica representa el 8,2% de la población mundial, Colombia es el tercer país más poblado de la región, y aún enfrentamos desafíos significativos en cobertura de servicios básicos, competitividad y productividad.

En las mediciones de rankings de índices de calidad institucional a nivel mundial, Colombia ocupa posiciones intermedias en las mediciones de fortaleza política y de mercados. Los niveles de inversión son bajos y Colombia ha experimentado una disminución preocupante en la proporción de su PIB destinado a este rubro, que ha caído del 22% al 15% en los últimos años afectando la productividad y la competitividad. El fortalecimiento de la institucionalidad, la construcción de sinergias entre los sectores público y privado y una adecuada ejecución del gasto público, son esenciales para avanzar en la mejora de la productividad y competitividad en Colombia, y más en un mundo donde nuevas tecnologías, como las plataformas digitales e inteligencia artificial, están transformando sectores como la salud a una velocidad cada vez mayor. 

:::::::::::::::::::::::

Intervenciones en: ÉTICA DE LA ECONOMÍA DESDE LA VISIÓN INSTITUCIONAL: EN CLAVE DE SALUD

Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

Loading

0 0 votes
Article Rating
Share This