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Sesión de ingreso del Dr. Hugo Alberto Fajardo Rodríguez a la Academia Nacional de Medicina como Miembro Correspondiente. Especialista en medicina interna y epidemiología y miembro de la Asociación iberoamericana de Medicina Aeroespacial.
El Dr. Fajardo presentó su libro “Flujogramas en medicina interna: “De la teoría a la práctica”, no sin antes hacer un recorrido histórico sobre el origen de los libros y la transmisión del conocimiento a través de ellos. La invención del papiro, los pergaminos, la escritura y las diversas formas de impresión y publicación hasta llegar a la era digital y los libros electrónicos tan comunes hoy en día y que han hecho el conocimiento aún más accesible y asequible.
Los libros han cambiado y evolucionado, mientras que un libro como el Canon de medicina de Avicena que fue un tratado de medicina con temas como el cuerpo humano, la farmacología, patología, cirugía y farmacopea fue estudiado y puesto como referencia por cerca de mil años y contribuyó significativamente al desarrollo de la medicina, -particularmente en anatomía-, los textos médicos modernos, como el de Principios de la Medicina Interna de Harrison, tienen una vida útil mucho más corta, y surgen nuevas ediciones cada cuatro años debido al rápido avance y difusión del conocimiento médico. El uso de algoritmos y flujogramas en la medicina moderna, se ha reconocido desde aproximadamente 1970 para la toma de decisiones clínicas, particularmente en la predicción y el diagnóstico de enfermedades basadas en estudios epidemiológicos, modelos de regresión y sistemas de aprendizaje complejos. Estas herramientas ayudan a reducir la incertidumbre clínica, pero tienen limitaciones, como los falsos positivos y negativos, y requieren la interpretación de un médico para un diagnóstico y tratamiento precisos.
En la educación médica actual, se enfatiza la importancia del enfoque fisiopatológico en el diagnóstico clínico, utilizando casos clínicos complejos y herramientas heurísticas para desarrollar el juicio clínico de los estudiantes. Las máximas como la navaja de Ockham ( en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable) y la máxima de Hickam (los pacientes pueden tener tantas enfermedades como quieran) guían la interpretación de los síntomas y signos, destacando la importancia de considerar tanto las explicaciones simples como las múltiples para una enfermedad, dependiendo del contexto del paciente.
La experticia clínica, complementaria a los algoritmos, sigue siendo crucial en la práctica médica, permitiendo la adaptación y flexibilidad necesarias para manejar casos atípicos o complejos. Esta experiencia se basa en matrices mentales y esquemas de razonamiento basados en árboles de decisión, integrando el conocimiento técnico con el juicio clínico para ofrecer un cuidado personalizado y efectivo a cada paciente.
La evolución del pensamiento clínico en las últimas décadas, ha tenido grandes avances, impulsados principalmente por el método hipotético deductivo desde los años 70. Este enfoque ha llevado a una valorización de la memoria clínica, que combina profundo conocimiento del tema, habilidad para entender la complejidad de los fenómenos y experticia en aplicar dicho conocimiento. La experiencia clínica se fundamenta en reconocer patrones, hacer analogías y tomar decisiones basadas en representaciones organizadas del conocimiento, ofreciendo explicaciones coherentes del proceso.
En contraste con la inteligencia artificial (IA), que puede recordar vastas cantidades de información de manera eficiente, los profesionales clínicos aún mantienen una ventaja significativa en enfermedades comunes debido a su experiencia y conocimiento afianzado. Sin embargo, en el caso de enfermedades raras, la IA puede superar a los humanos debido a su capacidad para manejar información detallada y poco frecuente.
El desarrollo de algoritmos y programas computarizados desde los años 50 ha revolucionado el diagnóstico médico, particularmente con el uso del teorema de Bayes para mejorar la precisión diagnóstica. Un ejemplo temprano fue el programa de diagnóstico de dolor abdominal en 1971, que demostró alta sensibilidad y especificidad inicialmente, aunque varió en diferentes contextos culturales y educativos.
La medicina actual está adoptando la medicina de precisión, que individualiza el tratamiento basado en la genética y el fenotipo del paciente, en lugar de generalizar. Esto se refleja en el diseño de flujogramas y algoritmos para enfermedades comunes y raras, facilitando la toma de decisiones rápidas y precisas en entornos clínicos hospitalarios y ambulatorios. El libro del Dr. Fajardo reúne la literatura más relevante en los principales temas de medicina interna y medicina general a través de flujogramas que abarcan desde la epidemiología hasta el diagnóstico diferencial y el manejo terapéutico, convirtiéndose en una herramienta esencial para servicios clínicos hospitalarios y ambulatorios.
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El comentario de orden estuvo a cargo del Dr. Enrique Ardila, Coordinador de la Comisión de Educación y talento en salud de la Academia Nacional de Medicina, quien destacó la creación de la especialidad de Medicina Aeroespacial en Colombia en la Universidad Nacional, liderada por el Dr. Fajardo, especialista en esta área en el país. También mencionó cómo la medicina se ha vuelto más mecanicista y menos orgánica, con más énfasis en los resultados de laboratorio y menos en el paciente y la importancia de los flujogramas que proporcionan una representación clara y concisa de los procesos y facilitan la comprensión y la toma de decisiones en procesos de documentación, estudio, planificación y comunicación.
La ceremonia de ingreso en: FLUJOGRAMAS EN MEDICINA INTERNA
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina