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Conferencia a cargo del Dr. Efraín Méndez Castillo, médico, magíster en filosofía de la Universidad Javeriana y Director de la Maestría en Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana. 

El primer acercamiento del Dr. Méndez a lo que él denominaba la “filosofía de la medicina” se dio a través del libro “Fundamentación y enseñanza de la bioética” de Diego Gracia, que aborda críticamente los dilemas éticos del médico más allá de la biología pura. Gracia, influido por la tradición griega y discípulo de Pedro Laín Entralgo, sentaba las bases para preguntas fundamentales sobre la naturaleza y el propósito de la bioética.

El Dr. Méndez se plantea si a la bioética se le puede atribuir una utilidad pasada, presente y futura, y si presenta diferencias con una ética médica contemporánea. Se cuestiona si la bioética educa y humaniza a los médicos y futuros profesionales de la salud, un tema que ha estado presente en su trayectoria desde hace aproximadamente 25 años.

Desde su perspectiva personal, y apoyado en varios autores, argumenta que la bioética no debe considerarse simplemente como una disciplina académica, sino más bien como un activismo académico que ha sido útil pero cuya aplicación puede haber sido exagerada. Propone reevaluar y redefinir el campo para abordar críticamente problemas epistemológicos y de utilidad práctica y plantea si la bioética debería mantener su nombre o ser redefinida como una ética de la vida, más acorde con su verdadera naturaleza y alcance. Vida no en el sentido puramente biológico sino en el sentido pleno de las interrelaciones, la experiencia y las vivencias. 

La ética de la vida, se diferencia de la ética filosófica tradicional al centrarse en problemas prácticos y cotidianos. Este enfoque práctico contrasta con la ética filosófica que tradicionalmente se ha enfocado en cuestiones conceptuales y abstractas y que de acuerdo con cada corriente o escuela tiene una concepción diferente de la ética.

Esta ética de la vida no podría considerarse una ética aplicada sino una ética práctica, surgida, no de un ambiente filosófico, sino más bien de una necesidad de resolver dilemas prácticos, en este caso en el campo médico, y que ante desafíos contemporáneos como la pandemia, los adelantos tecnológicos, entre otros, se ha visto abocada a resolver temas que antes simplemente no existían. 

Desde la perspectiva médica, los profesionales de la salud se enfrentan a problemas prácticos con la toma de decisiones éticas cruciales, por ejemplo: decidir cuándo aplicar limitaciones en el tratamiento médico o racionalizar los esfuerzos terapéuticos, o aplicar las nuevas tecnologías, o tratar temas como la congelación de embriones, el aborto, la eutanasia, el uso de células madre,  la inteligencia artificial, entre otros. 

Realizar un análisis justo y adecuado que contemple todos los argumentos puede superar las capacidades individuales de un intensivista. Por ello, la bioética ha servido como un puente, integrando perspectivas filosóficas y prácticas para abordar problemas complejos. Filósofos especializados en temas como el sentido de la muerte y el manejo de duelos colaboran con médicos de cuidados intensivos para desarrollar protocolos efectivos.

La inteligencia artificial también ha influido significativamente, destacándose en congresos globales, marcando desafíos en campos como la medicina reproductiva y la gestación por sustitución. Estos avances tecnológicos han planteado nuevas preguntas éticas y responsabilidades morales, involucrando tanto a filósofos como a abogados en la búsqueda de soluciones y nuevas categorías jurídicas.

El impulso para abordar estos problemas no proviene sólo de filósofos, sino también de profesionales prácticos como ginecobstetras que, enfrentados a dilemas éticos, buscan apoyo en la bioética para entender y resolver problemas como la interrupción del embarazo o el uso de embriones en prácticas médicas.

La formación en bioética se ha convertido en un esfuerzo colectivo e interdisciplinario, destacando la importancia de trabajar en grupos para abordar cuestiones complejas como la ley de humanización del parto y la ética en las nuevas tecnologías y políticas públicas.

Históricamente, la bioética ha creado normativas para la investigación en humanos y ha transformado la ética hospitalaria a través de comités de ética que promueven una cultura de respeto y humanización en la atención médica. Este cambio de paradigma ha sido fundamental para aplicar la ética de manera pedagógica y prospectiva, no simplemente punitiva.

La bioética también ha influido en la relación del hombre con los animales y el medio ambiente, generando normativas y códigos de ética que promueven el respeto y la sostenibilidad. Este enfoque ha sido adoptado con éxito por médicos y científicos ambientales, incorporando metodologías y análisis éticos para abordar desafíos contemporáneos.

Entonces, ¿cómo educar moralmente a los futuros profesionales incluso por encima de la bioética?, creando experiencias pedagógicamente significativas en los alumnos de pregrado que les recuerden la larga tradición de buen comportamiento y que les generen sentimientos de empatía auténtica, a nivel sensitivo y emocional, que se sientan pacientes por un día, propone el Dr. Méndez.

La bioética debe ser académica, colectiva e interdisciplinar y actuar como un puente entre las diferentes disciplinas para lograr resultados a la luz de los valores y principios que promulga. 

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La charla completa en: ANÁLISIS EN LA FRONTERA BIOÉTICA

Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina

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