Visitas: 4
Ingreso del Dr. Herney Andrés García Perdomo como Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina. El Dr. García es médico cirujano de la Universidad del Valle, especialista en urología, magíster en epidemiología clínica, PhD en educación de la Universidad Autónoma de Durango en México, PhD en medicina clínica y salud pública de la Universidad de Granada en España, PhD en ciencias biomédicas de la Universidad del Valle. Director de la Escuela de Medicina de la Universidad del Valle.
¿Cómo se pueden enfocar las masas renales en atención primaria? En urología, el tumor más frecuente hallado está relacionado con la próstata y es el que suele estar más vinculado con casos de mortalidad, pero existen otros ubicados en riñón y pelvis renal asociados más a incidencias que a mortalidad.
Las masas renales son hallazgos incidentales que pueden dividirse en quistes y tumores, quistes simples y complejos, así como tumores malignos o benignos. Su diagnóstico es relevante, especialmente en el contexto de atención primaria, ya que a menudo se descubren durante estudios hechos por otras razones, como ecografías.
Los factores de riesgo más relevantes para cáncer renal son el tabaquismo, la obesidad y el factor de hipoxia tisular, que ocurre cuando hay una disminución del suministro de oxígeno a un tejido.
Pero cómo identificar un quiste simple de uno complejo. Un quiste simple tiene un contenido líquido (0-20 UH), es homogéneo, con paredes lisas y delgadas sin realce con el medio de contraste mientras que un quiste complejo puede considerarse todo aquel que no sea valorado como simple.
En este primer hallazgo en atención primaria, -que generalmente implica el uso de imágenes como la ecografía-, cuando aparece la masa o el tumor, el profesional debe determinar si recomienda realizar una tomografía computarizada (TAC) o una resonancia magnética contrastada para obtener un diagnóstico más preciso o una imagen torácica en masas superiores a los 3 cm.
La escanografía o la resonancia magnética (RM) con contraste son técnicas imagenológicas ideales para diagnóstico y estadificación que permitirían desde la atención primaria comprender cuándo remitir a un especialista. Para quistes simples (menos de 4 cm), el enfoque puede incluir vigilancia activa, especialmente en pacientes con bajo riesgo.
La biopsia renal no es necesaria para todas las masas; se reserva para casos específicos, como sospechas de metástasis o dudas en el diagnóstico.
Los quistes renales están determinados por la Clasificación de Bosniak, que establece las definiciones para clasificar a los quistes según el riesgo de cáncer de riñón, y aunque la clasificación no está estipulada para ecografías, este examen si puede determinar si el quiste es simple o complejo, si no requiere más intervención, o si por el contrario, debe ser estudiado con más detalle y remitido al especialista.
El cáncer renal, aunque no es tan frecuente, se está detectando con mayor frecuencia gracias a la mejora en las técnicas de diagnóstico, como la ecografía y la escanografía. En los últimos tiempos, muchos médicos han notado un aumento en la identificación de masas renales, que pueden variar en tamaño de 1 a 4 cm. La clasificación TNM (tumor, ganglios y metástasis) es fundamental para determinar la extensión de la enfermedad y planificar el tratamiento adecuado.
Las opciones de tratamiento para masas pequeñas, generalmente de menos de 4 cm, incluye vigilancia activa, ablación térmica y nefrectomía parcial o radical. La vigilancia activa implica un seguimiento regular de la masa, con un enfoque en mantener una buena comunicación con el paciente sobre los riesgos y beneficios. Es importante destacar que muchos de estos tumores tienen un bajo potencial de diseminación. También se puede considerar en pacientes con mal pronóstico quirúrgico, con función renal marginal o en pacientes que prefieren evitar la cirugía.
La nefrectomía parcial se considera una alternativa eficaz, especialmente para tumores que no superan los 7 cm y en pacientes con buen pronóstico quirúrgico. Este procedimiento permite preservar la función renal y minimizar las complicaciones, aunque es esencial que el cirujano tenga experiencia en la técnica. Se debe tener en cuenta que, aunque los márgenes quirúrgicos positivos pueden aumentar el riesgo de recurrencia local, este riesgo sigue siendo bajo. Se opta por la nefrectomía radical cuando se presentan múltiples masas en el mismo riñón o cuando la nefrectomía parcial no es una opción.
El Renal Score permite clasificar la complejidad de las masas y hasta los 9 puntos podría considerarse una nefrectomía parcial por laparoscopia y más allá de los 10 puntos se considera una cirugía abierta.
La ablación térmica se considera para masas renales sólidas iguales o menores a 3 cm., no en quistes con distribución heterogénea, y requieren una biopsia previa. Es una alternativa frente a la nefrectomía parcial en pacientes que no quieren un manejo quirúrgico pero es importante indicarle al paciente las ventajas y desventajas.
La atención primaria juega un papel crucial en la gestión de estas masas renales y ese nivel de atención no está exclusivamente dado por los médicos generales, sino también por los especialistas que podrían toparse con este tipo de hallazgos en sus consultas.
:::::::::::::::::::::::::::::
La conferencia en: MASAS RENALES EN EL PRIMER NIVEL DE ATENCIÓN
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina