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Todos los médicos en algún momento de su vida han sido pacientes también o han afrontado el trato con otros médicos que atienden a alguno de sus seres queridos. El papel del médico en la sociedad y la confianza que los pacientes depositan en él no ha cambiado, señala el ex-presidente y ex-magistrado del Tribunal de Ética Médica de Bogotá, Dr. Álvaro Enrique Faccini Duarte. Cuando se altera esa relación médico-paciente surgen los inconvenientes, quejas y reclamaciones, y allí es donde intervienen los tribunales de ética médica para actuar como mediadores o juzgadores de sus pares, manteniendo el equilibrio en esa relación.
Los tribunales no fueron creados para procesar o condenar a los médicos, ni para encubrir sus errores. Más bien, sirven para impartir justicia y representar a la sociedad.
Están compuestos por médicos de diversas especialidades que trabajan en el sector público o privado y aportan conocimiento y argumentos para resolver casos complejos. La mayoría de sus miembros practican activamente la medicina, lo que hace que los tribunales sean beneficiosos para la salud y la prestación de servicios a los pacientes.
Señala el Dr. Faccini que las quejas a menudo se presentan mucho después de que ocurrió el incidente, y en algunos casos, los problemas que originaron la queja surgen con posterioridad al procedimiento. Si la queja fue presentada a alguna entidad (Supersalud, Secretaría de Salud, Ministerio, Defensoría, Procuraduría) o algún juzgado, dicha entidad la remite al tribunal una vez ha cerrado su propia investigación, dilatando los tiempos de forma considerable e incluso causando la prescripción.
Una de las quejas más frecuentes se da por el consentimiento informado, o desinformado apunta el Dr. Faccini. ¿Realmente el paciente conoce la importancia del consentimiento informado y su alcance? Fallan los procesos informativos para la consecución del consentimiento generando quejas atribuidas a impericia, imprudencia o negligencia cuando se trata de una complicación o molestia inherente al procedimiento o tratamiento.
La cirugía estética o cosmética también es uno de los mayores generadores de quejas por varios factores. Inicialmente se tiene un “paciente” sano que no sufre ninguna enfermedad pero desea realizarse un procedimiento estético que puede generarle alguna complicación producto del mismo procedimiento o por haber sido realizado por un profesional no calificado.
Los pacientes a menudo se sienten atraídos por promesas de procedimientos asequibles, pero pueden terminar recibiendo una atención deficiente por parte de médicos que no han recibido la capacitación o certificación adecuada en centros legalmente reconocidos. Algunos de estos médicos incluso falsifican sus diplomas para parecer más calificados u homologan cursos cortos otorgados en el extranjero pero su práctica no evidencia una formación real.
Surgen también fallas en la parte procesal debido a la dificultad para encuadrar las conductas dentro de los tipos y deberes que contiene la Ley 23 de 1981, que al ser un código deontológico, recoge un conjunto amplio de criterios pero no tiene conductas específicas tipificadas, haciendo muy difícil determinar por ejemplo una conducta irregular de carácter sexual dentro de un acto médico y que ahora mismo representa alrededor del 10-15% de las denuncias recibidas.
Es el criterio médico, -apoyado en la ley-, el encargado de determinar si hubo una conducta irregular, el tipo de sanción y su duración. De allí la importancia de contar con médicos idóneos de diferentes especialidades, capacitados y con una sólida formación en ética para tomar decisiones óptimas que respeten los derechos y valores de los pacientes. El Dr. Faccini resalta la importancia de la formación de los estudiantes de medicina en ética médica desde el pregrado y que debería mantenerse incluso en la fase de postgrados.
El Tribunal ve la necesidad de actualizar la Ley 23 de 1981 de Colombia en materia de bioética, a la luz de los avances científicos y las nuevas tecnologías en la salud. Muchos temas plantean dilemas éticos, como la maternidad subrogada, el aborto, la muerte asistida, la inteligencia artificial, la objeción de conciencia, entre otros. El proyecto de actualización de la ley cuenta con el apoyo de la Academia Nacional de Medicina, el Tribunal Nacional de Ética Médica y varios otros tribunales que mantienen su compromiso de preservar la estructura general de la ley y actualizarla en temas cruciales como los mencionados anteriormente.
Charla en el marco del
FORO: BIOÉTICA.TRIBUNAL DE ÉTICA MÉDICA DE BOGOTÁ 30 AÑOS
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El Tribunal de Ética Médica de Bogotá como parte de la conmemoración del aniversario 30 de su fundación ha publicado el libro “Treinta años en defensa de los superiores estándares éticos en el ejercicio de la medicina”, desarrollado por todos los integrantes del tribunal que recoge la historia del tribunal, los precedentes jurisprudenciales y el papel de sus miembros. El libro pretende servir como guía para los futuros miembros de los tribunales de ética médica en Colombia. El prólogo fue escrito por el magistrado y expresidente de la Academia Nacional de Medicina Dr. Germán Gamarra Hernández.
Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina