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Ingreso del Dr. Franklin Estuardo Escobar Córdoba, profesor titular y Director del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Nacional de Colombia, como Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina.  

La vida profesional del Dr. Escobar ha estado vinculada a la Universidad Nacional desde 1980, año que ingresó como estudiante. Cursando el décimo semestre, el Dr. Escobar fue asignado a un hospital de campaña en Guayabal, cerca de Armero, después de la tragedia del volcán Nevado del Ruiz. Esta experiencia le permitió enfrentar y comprender los traumas psico-emocionales de las víctimas del desastre.

El libro de su autoría titulado “Somnolencia diurna excesiva e insomnio. Males en los tiempos actuales” es el resultado del trabajo de varios años de investigación. La obra se lanzó durante la pandemia con el propósito de asistir a estudiantes de medicina y personal de salud en el manejo clínico de problemas relacionados con el sueño. 

El libro ofrece una introducción al campo de la medicina del sueño, destacando la importancia del sueño en la salud. El sueño sirve para conservar energía, consolidar la memoria, mantener la sinapsis, eliminando circuitos neuronales innecesarios y  modulando los que usamos con mayor frecuencia, mejora la atención y memoria de trabajo, modula la dopamina y el sistema inmune, hay una regulación neuroendocrina y eliminación de desechos tóxicos como el amiloide. La posición para dormir también juega un papel importante en la salud cerebral, sugiere el Dr. Escobar dormir de lado especialmente después de los 50 años, para reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer por  taponamiento con amiloide del acueducto de Silvio o acueducto mesencefálico. 

Históricamente, los sueños han sido interpretados y registrados desde tiempos antiguos. Los egipcios creían que los sueños eran oráculos y mantenían registros en papiros. Los griegos y romanos también consideraban los sueños como mensajes divinos, incluso haciendo pública la información relevante para el Estado.

Hipócrates y Galeno creían que los sueños eran el resultado de la sangre fluyendo al cerebro. Sólo hasta el siglo XIX se hicieron los primeros estudios científicos pero fue hasta 1929 que Hans Berger inventó el encefalograma (EEG) crucial para el estudio del sueño. En los años 50 Nathaniel Kleitman y Eugene Aserinsky descubrieron el sueño REM, revolucionando la comprensión de los estados vitales. William Dement, conocido como el padre de la medicina del sueño, relacionó el sueño REM con la actividad onírica.

En la década de los 60s, se diseñaron manuales para clasificar las fases del sueño, y en los años 70s, se descubrió la apnea del sueño. Charles Czeisler descubrió los ritmos circadianos. En los 90s se hicieron descubrimientos sobre la genética del sueño y su relación con los trastornos del sueño, también se identifican genes asociados al reloj biológico. A inicios de este siglo, Colin Sullivan implementó un equipo médico para tratar la apnea del sueño impulsando el desarrollo de la medicina del sueño y su tecnología.

El futuro de la medicina del sueño está orientado hacia la medicina personalizada, con avances en neurociencia que prometen mejorar el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño. 

En Colombia, la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño fue fundada en 1998, con el objetivo de certificar a médicos en esta especialidad. En 2001, se creó la Red Latinoamericana de Medicina del Sueño para promover la educación y difusión en América Latina, con un continuo desarrollo y expansión en los años siguientes.

La creación de una subespecialidad o segunda especialidad en Medicina del Sueño en la Universidad Nacional de Colombia ha sido un proyecto que ha enfrentado múltiples obstáculos. Aunque el proyecto lleva varios años en desarrollo, ha habido retrasos debido a reformas en los programas de posgrado. Actualmente, existen unas 14 o 15 especialidades en espera de aprobación, y el Dr. Escobar  espera que la nueva especialidad en Medicina del Sueño se establezca en el futuro cercano.

El contenido del libro se resume en 11 capítulos que abarcan temas como la definición y clasificación del insomnio y la somnolencia excesiva, -optando por usar este último término- en lugar de hipersomnia debido a su mayor claridad en el contexto hispanohablante. También la epidemiología del insomnio, destacando su impacto en la salud pública, las consecuencias socioeconómicas relacionadas con el costo de incapacidades laborales y patologías relacionadas, la fisiología del ciclo sueño-vigilia, la etiología y fisiopatología del insomnio, la evaluación en pacientes y sus cercanos, las alteraciones psiquiátricas, el tratamiento integral y farmacológico, las intervenciones no farmacológicas, destacando la terapia cognitivo-conductual como la primera línea de tratamiento.

El libro concluye con un capítulo sobre los centros de sueño y anexos que detallan los estudios realizados en estos centros. 

La investigación y publicaciones realizadas por el Dr. Escobar, en colaboración con diversos expertos, han sido significativas. Estas incluyen la validación de herramientas de evaluación del sueño y mediciones en diversas regiones del país. También la exploración de métodos innovadores como la actigrafía y la polisomnografía para evaluar el sueño, describiendo casos de apnea obstructiva del sueño y su impacto en la salud. 

En términos de formación y experiencia, el Dr. Escobar ha trabajado en centros de sueño en Colombia y en el extranjero. Ha sido pionero en la promoción de la Medicina del Sueño en Colombia y ha trabajado en el desarrollo de publicaciones académicas en Colombia y el exterior. 

Finalmente, el fundador de la Fundación Sueño Vigilia Colombiana, Dr. Franklin Escobar, resalta que en los últimos años, el tiempo de sueño ha disminuído en cerca de 90 minutos, causando problemas como el aumento de peso, propensión a la diabetes, complicaciones cardiovasculares, convirtiéndose en un verdadero problema de salud pública. 

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La intervención del Dr. Escobar en: 

SOMNOLENCIA DIURNA EXCESIVA E INSOMNIO. MALES EN LOS TIEMPOS ACTUALES

Nota. Victoria Rodríguez G. Comunicaciones Academia Nacional de Medicina.

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