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Por Remberto Burgos

Cuando le entregaron la tarea vio con duda los objetivos de este. Leyó otra vez y todo se aclaró. Afortunadamente veía lejano el momento de la entrega y lo dejó archivado. Había tiempo suficiente para resolverlo y busco en su interior las otras cosas que disfrutaba y tenía pendiente. La noche anterior trabajó sin dormir y decidió entregar lo que había alcanzado. Cumplió parcialmente y en forma rápida lo dejó en la oficina del jefe. Como el 70% de los estudiantes, procrastino. Diferir la resolución de los trabajos y dejarlos para más tarde, flemático. Se ocupa el tiempo en otras cosas, quizás más placenteras pero que no cumplen el objetivo primario del deber. Quizás su utilidad nace del Siglo XXI cuando las distractoras redes sociales lo introdujeron. Viene por el prefijo pro (adelante) y crastinus (mañana): dejar las cosas para mañana,

Redes sociales e Internet, prensa y noticias, textos que no guardan relación y actividades que diluyen y ahogan nuestras responsabilidades. Abandonamos los objetivos importantes y aplazamos nuestras obligaciones. La procrastinación está considerada como uno de los fenómenos sociales más frecuentes en nuestro tiempo. Consecuencias inmediatas: dormir mal, poco ejercicio físico y somete al individuo a altas situaciones de estrés. Hay revisiones importantes que indican una fuerte relación entre la procrastinación y enfermedades cardiacas e hipertensión arterial. Es quizá una de las peores maneras de enfrentar los desafíos y demoramos en resolver nuestras responsabilidades. Postergar, sin justificación válida, nuestros compromisos. Sus causas: problemas en la autorregulación, plazos largos para la entrega, rechazo automático a las actividades, exposición a tentaciones que la aumenta y quizá las más fuerte, falta de habilidades en el estudio. Baja autoestima, nivel de estrés y uso de actos de enfrentamiento poco constructivos.

Se ha dicho que hay una estrecha relación entre la impulsividad y tendencias a aplazar tareas. La impulsividad lleva consigo dificultades para evitar conductas que no convienen y la procrastinación, mandos que convienen. Es un fallo en seguir en el proceso de la ejecución de las direcciones para lograr las metas a largo plazo. Se afirma que existe, cuando procrastinamos, una lucha entre el cerebro racional y el cerebro emocional. 

Nuestra voluntad cede a los instintos y procrastinamos: sus caprichos nos debilitan. Podemos mencionar varios tipos: expectativa. El exceso de optimismo nos lleva a la inacción. No estimamos adecuadamente el tiempo que nos lleva ejecutar una tarea y nos equivocamos en la planificación. Muchas veces anhelamos el éxito con el menor esfuerzo posible y no tomamos los retos del trabajo como desafío factible.

Acudir y poner a funcionar las neuronas espejo. Graban las actuaciones como si estuvieran ejecutándolas, expertos aconsejan hacer un ejercicio de reflexión que permita creer que es usted quien está realizando la tarea. Pensar en la falsa esperanza y las cosas que pueden presentarse para evitar que salgan bien. Elabore como mecanismo de rescate un plan de emergencia en sus propósitos y no dude en acudir cuándo la procrastinación nos hace patinar.

Un reto es quitarles el aburrimiento a las tareas. Hay que alejar aquellas que nos resultan monótonas y aburridas. Poner un poquito de picante la hace más atractiva y motivante. Son todas estas estrategias que diversifican los trabajos y los hacen más agradables. Aplicar la diligencia aprendida en una buena estrategia; cuando termine el trabajo dese unas palabras de elogio. Además de subir el ánimo son motivantes. Todas estas recomendaciones nos motivan y colocan pasión cuando ocurre; muchas veces nuestro trabajo carece de este elemento y hay que colocárselo.

Quizá el problema de la procrastinación es que no tenemos metas a largo plazo concretas. Allí es útil mantenerlas a cortos plazos, que nos deje fines de pequeño terminó con unos objetivos a lograr y disfrutar de sus logros. Muchos han considerado que hay una lucha entre el sistema límbico y la corteza prefrontal. En el primero se aloja el placer (la impulsada) y el segundo maneja los tiempos atendiendo las circunstancias. Ayuda a identificar el ciclo de la procrastinación: falsa seguridad, pereza, excusas, negación, crisis y repetición. No están escalonados y muchas veces se confunden.

Fuente: El Heraldo


Dr. Remberto Burgos de la Espriella

El Académico Dr. Remberto Burgos es Médico Neurocirujano, miembro de la Academia Nacional de Medicina. Miembro Honorario de la Academia de Cartagena. Presidente Honorario Federación Latinoamericana de Neurocirugia.Expresidente Asociacion Colombiana de Neurociriugia.

Especialista en Gobierno y Asuntos Públicos.

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