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Foto: UNICEF/ Nyani Quarmyne. Niños en instalación de procesamiento de oro en Ghana.

2021, es oficialmente el año Internacional para la eliminación del Trabajo Infantil. En junio, con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la UNICEF han publicado las nuevas estimaciones y tendencias mundiales del trabajo infantil (2016-2020).

Los resultados del informe entregado hace unos días son preocupantes. El trabajo infantil ha aumentado por primera vez en dos décadas. Las últimas estimaciones mundiales indican que el número de niños en trabajo infantil ha aumentado a 160 millones en todo el mundo, un aumento de 8,4 millones de niños en los últimos cuatro años. A principios de 2020, 63 millones de niñas y 97 millones de niños se encontraban en situación de trabajo infantil en todo el mundo, lo que representa casi 1 de cada 10  niños del mundo.

La mitad de los menores que trabajan tienen apenas entre 5 y 11 años; y desde 2016 el número de niños de 5 a 17 años que realizan trabajos peligrosos, definidos como trabajos que pueden dañar su salud, seguridad o moralidad, ha aumentado de 6,5 millones a 79 millones. La pandemia de COVID-19 amenaza con arrojar al trabajo infantil a nueve millones más de niños para 2022.

En el año 2016 se creó la Alianza 8.7, una asociación mundial que se compromete a tomar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud moderna, la trata de personas y el trabajo infantil y se constituyó como el vehículo para coordinar las acciones para erradicar el trabajo infantil de aquí a 2025, pero el mundo está lejos de eliminar este flagelo y si quisiera cumplirse la meta  para 2025, el progreso global tendría que ser casi 18 veces más rápido que en los últimos 20 años.

En Colombia y otros países de la región, factores como la inmigración en situación de pobreza, han contribuido a ese aumento. Muchos menores de edad son expuestos a la mendicidad o el trabajo infantil, algunos se sospecha en condición de alquiler o préstamo. En otras regiones del mundo como África la situación es aún más desesperada.

 

El sector agrícola concentra la mayoría del trabajo infantil

Otras conclusiones clave del informe son:

  • Por sectores, el agrícola, con un 70% o 112 millones, es donde se desempeñan la mayoría de los niños que trabajan, seguido por el 20% en los servicios con 31,4 millones de menores afectados, y el 10% en la industria, que emplea a 16,5 millones de niños.
  • Casi el 28% de los niños de 5 a 11 años y el 35% de los niños de 12 a 14 años que trabajan van a la escuela.
  • El trabajo infantil es más frecuente entre los niños que entre las niñas en todos los grupos de edad. Sin embargo, la brecha de género en el trabajo infantil se reduce si se tienen en cuenta las tareas domésticas realizadas por las niñas durante al menos 21 horas a la semana.
  • La prevalencia del trabajo infantil en las zonas rurales (14%) es casi tres veces superior al de las zonas urbanas (5%).
  • Los niños que trabajan corren el riesgo de sufrir daños físicos y mentales. El trabajo infantil compromete su educación, restringe sus derechos y limita sus oportunidades futuras, además de que conduce a círculos viciosos de pobreza y trabajo infantil por generaciones.

 

Para invertir la tendencia al alza del trabajo infantil, la OIT y UNICEF piden:

  • Una protección social adecuada para todos, que incluya prestaciones universales para los niños.
  • Aumentar el gasto en educación de calidad y conseguir que todos los niños vuelvan a la escuela, incluidos los que no iban antes de la COVID-19.
  • Fomentar el trabajo decente para los adultos, de modo que las familias no tengan que recurrir a la ayuda de los niños para generar ingresos familiares.
  • Acabar con las normas de género nocivas y la discriminación que influyen en el trabajo infantil.
  • Invertir en sistemas de protección de la infancia, desarrollo agrícola, servicios públicos rurales, infraestructuras y medios de vida.

 

“Estamos perdiendo terreno en la lucha contra el trabajo infantil y el año pasado no puso las cosas más fáciles”

“Hemos empezado el segundo año de confinamientos, cierres de escuelas, alteraciones económicas y presupuestos nacionales en declive y las familias se ven obligadas a tomar decisiones difíciles”.Henrietta Fore, directora general de Unicef.

 

FUENTE: OIT (ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TRABAJO) y UNICEF

 

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